Como decía el poema de Juan Ramón Jiménez “… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; // y se quedará mi huerto, con su verde árbol // y con su pozo blanco”. Es este ambiente reposado, pausado y reflexivo en el que se mueve Carlos Mazarío para enseñarnos la vida a través del paisaje y el paisanaje que rodea a Camposanto.
Mi vida en Camposanto busca transportarnos a otro lugar. Hacer con las palabras un ejercicio único levantando un escenario, una ambientación por la que podernos mover contemplando nuestro propio mundo. En ese lugar tranquilo, nostálgico, el lector puede reflexionar sobre el pasado, sobre las personas, sobre la naturaleza, y la unión de todos esos detalles crea una imagen de la realidad en la que identificarnos al vernos reflejados.
Carlos Mazarío demuestra su calidad como poeta y busca con su verso directo dibujar la vida a través de sutiles pinceladas. Solo viajando hacia nuestros recuerdos podemos conocernos mejor y contemplar adónde se dirigen nuestros pasos.