El inventor de los lunes: David Vicente
Hoy estrenamos una nueva sección en el blog con El inventor de los lunes, en la que nos proponemos dar visibilidad a autores, poetas, fotógrafos, ilustradores, cantautores, en definitiva, a todos aquellos artistas que tienen talento, que están proponiendo algo diferente y a los que creemos que merece la pena tener muy en cuenta. Puestos sobre la mesa nuestros objetivos, pasamos a presentaros al inventor de hoy: David Vicente.
David Vicente no es un escritor novel, es un escritor en toda regla. No sé, a nivel de marketing, si venderá tanto como Vargas Llosa o Pérez-Reverte, pero desde luego, a nivel de calidad, creo que estamos ante un portento de la literatura. Con Un pequeño paso para el hombre nos mostró que su estilo es brillante, hábil y afilado como un bisturí. Sin duda, si la forma de escribir de Ambroise Bierce le valió el sobrenombre de Bitter Bierce (traducido libremente El Cortante Bierce), habría que encontrarle un alias a David que diese cuenta de su habilidad para desmontar un mundo lleno de apariencias para convertirlo en lo que de verdad es, una pantomima tragicómica.
Con su libro de relatos El sonido de los sapos, nos demostró lo bien que su estilo personal se adapta (o al contrario, no se sabe cual fue primero…) al relato breve. Sus cuentos están llenos de sexo y lenguaje directo en una primera capa externa, pero cavando un poco más, encontramos muchos otros niveles, la desilusión, la náusea, y el sinsentido de la vida en estadios inferiores. Toda una lección de filosofía de la vida que nos recuerda —trasladada a nuestros días— a los existencialistas Sartre y Camus. Con este libro y con su particular estilo, nos da una lección de saber hacer. Muchos (muchísimos) autores, se han quedado solamente con el lenguaje directo buchowskiano, con historias que solo nos muestran relatos vacíos sobre sexo, drogas y viajes al infierno, pero sin ninguna profundidad, sin ningún tema subyacente. David Vicente va mucho más allá, dando a sus historias un tema en el que apoyarse y un poso que se queda en la mente del lector, que se ve identificado con sus historias y sus personajes de manera instantánea.
En su última novela Esto podría ser un gambito de dama pero es una canción de amor hace alarde de nuevo de su maestría. Aunque tras leer sus primeras obras puedes pensar que su estilo es tan bueno que no puede mejorar, nos sorprende con un nuevo paso de gigante y pone de manifiesto que, aunque literatos hay miles, escritores de su talla hay pocos actualmente y se está convirtiendo a base de obras maestras en uno de los mejores escritores de esta década. Su libro posee una mezcla una narrativa novelada con un estilo que simula el ensayístico —que nos evoca a la evolución del estilo de su primera novela—. En Esto podría ser un gambito de dama pero es una canción de amor, David Vicente nos hace viajar a su antojo por el espacio y por el tiempo, dando saltos por distintas épocas y lugares del mundo, contando múltiples historias que se entrelazan por azar influyendo sin quererlo en los destinos de los personajes. Su narrativa es embriagadora. No es mi intención destripar el libro, sobre todo para dejar que los lectores se puedan sorprender leyendo cada línea; pero sí recomiendo que, entre la multitud de obras menores que nos intentan vender como bestsellers a todas horas en televisión, radio o redes sociales, deis una oportunidad a un autor que no solo atrae con sus tramas, sus personajes y sus historias, sino que también tiene una calidad literaria al alcance de muy pocos.
Solo deseo concluir que por su original visión del arte, su impecable estilo de cirujano, sus personajes complejos y redondos, y su intento por aportar nuevos giros a la literatura, David Vicente estará en los próximos 5 años en el Olimpo de los escritores, y si no, tiempo al tiempo...
Aquí podéis ver un pequeño cuestionario que ha tenido a bien contestarnos el propio autor, David Vicente:
¿Quién o quiénes son tus referentes?
Entiendo que te refieres a referentes literarios. Muchos y muy variados. Soy un lector muy ecléctico. En mis tiempos de adolescencia: Fante, Bukowski, Carver, la generación beat, Hemingway, Capote, Miller…, me influyeron mucho. Ahora, como te digo, cualquiera que me asombre, que me remueva, en definitiva, que agite con su literatura alguna parte de mí.
También me influencia mucho a la hora de escribir la música, el cine y la TV.
¿Qué consejo le darías a alguien que da sus primeros pasos en este mundillo?
No me siento capacitado ni soy partícipe de dar consejos a nadie. Entre otras cosas, porque la experiencia de cada uno es muy particular y no creo que se pueda extrapolar a otro. Pero si me obligas, que tenga paciencia y que se preocupe más de escribir bien que de publicar. Publicar a veces es una consecuencia de escribir, pero no es el fin.
¿Qué libro recomendarías y por qué?
Mi última novela, Esto podría ser un gambito de dama, pero es una canción de amor. Jajajajaja… La promoción no se hace sola y hay que cobrar derechos de autor.
¿Si pudieras elegir, artísticamente hablando, a quién te gustaría parecerte?
Aunque soy una persona mitómana, no soy ese tipo de mitómano que asesina a John Lennon. Con tener una identidad propia, que no es poco, me conformo.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Seguir escribiendo, publicando lo que me dejen, seguir con mi labor al frente de La Posada de Hojalata. Y, sobre todo, disfrutar de mi familia todo lo que pueda. En definitiva, seguir viviendo.
Recomiéndanos a un autor, poeta o artista poco conocido o minoritario que pienses que no deberíamos perdernos.
Hay tantos, minoritarios y mayoritarios. Por remitirnos a la literatura, y siendo un poco chovinista, me interesa mucho lo que viene haciendo desde hace unos años Luisgé Martín. Creo que es uno de los autores con mejor discurso del panorama narrativo español.
Agradecimientos: Fotografía del post ©Pedro Valdezate (11/06/2016)
1 comentario
-
Marijose Lunes, 21 Noviembre 2016 23:34 Enlace al Comentario
Si es bueno como escritor, como profesor es fantástico